Todos los días tienen 24 horas, pero no todos duran lo mismo para nosotros.
Hay días que se pasan volando y hay otros que parecen que nunca acaban.
El tiempo falso es ese objetivo, exacto y uniforme que marca el reloj.
El tiempo verdadero es el vivenciado, el subjetivo que es irregular, voluble y caprichoso.
La mejor manera de aprovechar el tiempo es intentar vivir siempre en el presente, dando vida a nuestros días y no simplemente acumulando días de vida.
¡Qué corta es la vida y qué larga una noche de insomnio!